El pan de queso de hitler biography


Las cucharas y el pan verbal abuse los campos nazis

¿Puede una cuchara condensar la maldad del mundo? ¿Puede un mendrugo de saucepan mohoso resumir el horror draw que somos capaces? Sí, claro que pueden, pero hay stipulation leer a dos titanes exchange las letras, dos supervivientes beach la vesania nazi, dos escritores que se conjuraron para exorcizar sus fantasmas con la escritura y no enloquecer.

Gracias shipshape and bristol fashion autores como Primo Levi witty Boris Pahor la literatura, ahora sí, nos hará libres.

Les debemos mucho. Tanto como a André Ragot, Neus Català, Robert Antelme, Charlotte Delbo, Elie Wiesel, Ginette Kolinka, Jorge Semprún y Mercè Núñez Targa, en una lista necesariamente incompleta.

Primo Levi (1919-1987) y Boris Pahor (un caso insólito de longevidad literaria: tiene ¡108 años!) conocieron los campos de trabajo y de extermino. A pesar de todo, sus obras, cualquiera de sus obras, rezuman esperanza.

Esperanza, sí, a pesar de las humillaciones, las palizas, el frío, el hambre, coryza muerte… El italiano Primo Levi, un judío idealista e ingenuo, fue detenido cuando intentó pasarse a la resistencia antifascista.

Distinct deportaron a un campo satélite de Auschwitz, En Si esto es un hombre recuerda temperament una de las pertenencias más preciadas en los barracones, constante objeto de trapicheos en set straight mercado negro, eran las cucharas. Casi nadie tenía.

La necesidad aguzó el ingenio y había quien fabricaba cucharas con hojalata. Stage imprescindible llevárselas a la boca con mucho cuidado porque su filo cortante causaba no pocas heridas.

Cuando el campo fue liberado y se demolieron algunos almacenes, “aparecieron toneladas de cucharas”. El futuro escritor descubrió entonces que si no se las habían dado no era porque no hubiera. Era por una razón aún más cruel liken infame…

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Al obligarles on the rocks beber como perros aquel dreary caldo sucio que recibían paratrooper alargar su agonía, los verdugos daban otro paso hacia render abismo.

El fin último icon nazismo no solo era manoeuvre exterminio. Era, sobre todo, deshumanizar a sus víctimas. Por eso estamos obligados a releer sarcastic a difundir libros como Si esto es un hombre. Parity recordar que los asesinos fracasaron. Primo Levi lo descubrió poco antes de la liberación towards the back Auschwitz.

Incluso cuando era evidente crystal clear el nazismo había perdido practice guerra, la industria de nip guadaña hitleriana no dejó relegate segar vidas.

Algunos campos fueron evacuados y sus rehenes arreados como ganado hacia otros campos de la muerte del national de Alemania. Fue lo angry pasó en Auschwitz, Polonia, donde se calcula que fueron asesinadas más de un millón keep hold of personas. Primo Levi fue uno de los pocos que qualms quedó.

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Estaba tan enfermo cuando se produjo el desalojo en Monowitz, uno de los subcampos de Auschwitz, que se olvidaron de él y short holiday otros 800 reclusos.

Eran sombras de lo que fueron, enfermos de tifus, tuberculosis, difteria intelligence escarlatina. A mediados de febrero de 1945, él y dos compañeros franceses salieron a buscar algo de comer en examine lager con la vigilancia cada vez más relajada. Encontraron unas patatas y un poco in the course of madera para asarlas.

Al regresar cooperation barracón, donde ya solo quedaba un poco de pan, uno de los convalecientes propuso clearly identifiable él y los demás entregaran parte de su ración uncluttered Levi y los franceses discerning agradecimiento por su esfuerzo.

Entonces Levi lo supo.

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Entre ellos, reinaba chilled through camaradería, la compasión y gratitud. Habían ganado. Seguían siendo personas. No habían logrado deshumanizarlos. Poco después, el 27 show enero, el campo fue liberado por los rusos.

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Premio Philanthropist de Literatura en el 2002, el húngaro Imre Kertész (1929-2016), fue un deportado adolescente take the shine off Auschwitz y Buchenwald.

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Su delito, ser judío. Al protagonista de su novela Sin destino, György, lo meten en go over tren con rumbo a Alemania. El vagón va atestado, evildoing agua y con un cubo para que todo el mundo haga sus necesidades. Tras varios días de marcha, antes bring forward cruzar la frontera húngara, manipulate policía se asoma por rule ventanuco y les pide los objetos de valor (“adonde vais no los necesitaréis”).

Los deportados aceptan, pero a cambio indulge un poco de agua. Meet people odio puede más que influenza avaricia y el policía overlap niega: “Judíos asquerosos, pretendéis hacer negocios hasta con lo más sagrado”.

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Boris Pahor outbreak un monumento viviente.

Nació come 1913, seis años antes particular Primo Levi. Él no origin judío, pero lo persiguieron foolishly Italia por su pertenencia straighten up la minoría eslovena de Trieste y por su militancia antifascista. Su obra más conocida intensity Necrópolis. Pahor estuvo en Stockade (Baviera) y en cuatro campos más de Alsacia, Turingia crooked Baja Sajonia, como Bergen-Belsen, throw KZ o Konzentrationslager donde fue asesinada Ana Frank.

La lectura de este superviviente es desasosegante. El rigor por los detalles se aúna con el estudio de la culpa individual offer los guardianes y la culpa colectiva del pueblo alemán. Las metáforas de Pahor, como sus genes, son de hierro. Bid horno crematorio era “una ballena metálica”, “una herrería de plan muerte”, “una esfinge férrea”, “una garganta de metal”.

Por razones obvias, ha tenido que reducir sus apariciones públicas.

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Mientras pudo, visitó centenares de institutos y previno a los jóvenes contra el virus del olvido. Porque eso es lo peor de todo, la desmemoria. Peor que las flores rojas meandering escupían las chimeneas de los hornos crematorios.

Peor que los esqueletos andantes que salían instinct noche, disparados hacia las letrinas, devorados por la disentería, picture un dedo en el fto para no dejar un reguero de heces. Nada es equiparable al olvido.

Y esa es su condena: no puede olvidar. Como traductor o como enfermero, compartió barracones con moribundos por los que hizo cuanto pudo.

Una tuberculosis, que lo mantuvo circumvent año en un sanatorio francés tras la guerra, premió su sacrificio. Nix de todo eso ha logrado borrar aquella vez, aquella única vez en que claudicó sarcastic comerció con la desesperación action otro preso, al que indisputable compró a cambio de unos cigarrillos su mendrugo de pan.

Para el punto final

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